La apnea del sueño se caracteriza por una interrupción de la respiración de más de 10 segundos y que se produce durante el sueño. Cada apnea tiene una duración entre 10 y 120 segundos o más, siendo más duraderas las que se producen durante el sueño REM.
La apnea puede estar causada por factores anatómicos, como malformaciones de las vías aéreas superiores y factores funcionales relacionados con el sueño, como una inestabilidad del control de la respiración y una activación defectuosa de los músculos dilatadores de las vías aéreas superiores.
EPIDEMIOLOGÍA
La apnea obstructiva aparece entre el 1 al 10% de la población general. Afecta predominantemente al sexo masculino (9 de cada 10 personas afectadas) y decrece después de la menopausia. Se suele diagnosticar entre los 40 y los 69 años.
CLASIFICACIÓN
Hay tres tipos de apneas de sueño:
Apnea obstructiva o de las vías aéreas superiores: se caracteriza por la parada del flujo aéreo a pesar del esfuerzo respiratorio persistente.
Apnea central caracterizada por un cese del flujo nasobucal acompañado de una falta de movimientos respiratorios de los músculos torácicos y abdominales por la pérdida del esfuerzo respiratorio. Es más característica de pacientes con otra patología cerebral grave
Apnea del sueño mixta empieza como una apnea central y termina como una apena obstructiva
SINTOMATOLOGÍA CLÍNICA DE LA APNEA OBSTRUCTIVA DEL SUEÑO (SAOS)
Para diagnosticar SAOS se utiliza el índice de apnea del sueño (suma de apneas y de hipoapneas: obstrucción parcial) por hora de sueño. Un índice superior a 10 significa que el paciente presenta el SAOS, se trataría de una fase inicial, ya que en estado avanzado puede llegar a 50 apneas por hora.
Las apneas obstructivas del sueño se caracterizan por la estricta relación entre los cambios en las fases y estados del sueño y el patrón de respiración. Cuando el paciente entra en la fase I del sueño, la amplitud respiratoria disminuye hasta llegar a una parada respiratoria completa. La recuperación de la respiración viene acompañada de un retorno a la fase previa del sueño. El despertar produce la liberación de la obstrucción de las vías aéreas superiores y se reanuda la ventilación normal o incluso una hiperventilación. Esta secuencia: fase de sueño-apnea-activación-respiración) se repite de forma estereotipada durante toda la noche, lo que provoca una fragmentación del sueño, limitándose éste a las fases I y II. El sueño MOR también aparece reducido y fragmentado, por lo que es poco reparador.
El cuadro clínico incluye síntomas diurnos y nocturnos:
Síntomas diurnos: los más importantes son los psicológicos, que afectan tanto a los procesos cognitivos como al estado emocional de los pacientes. Existe somnolencia diurna, que en algunos pacientes llega a no conseguir mantenerse despiertos en situaciones activantes.
Otras manifestaciones son el decremento del rendimiento intelectual, deterioro de la memoria, irritabilidad o depresión y episodios de confusión con conductas automáticas. Algunos pacientes experimentan dolores de cabeza al despertarse.
Síntomas nocturnos: el síntoma nocturno más relevante es el ronquido, a veces muy ruidoso, interrumpido periódicamente por paradas respiratorias. El paciente puede presentar también somniloquio y poliuria nocturna.
FACTORES AGRAVANTES DEL SAOS
Entre los factores destaca especialmente la ganancia de peso corporal, pudiendo afectar al sistema cardiovascular, cerebrovascular y respiratorio. Puede aparecer arritmia cardíaca, hipertensión, infarto cerebral e hipoventilación diurna.
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